David Bowie es, fue y será. SIEMPRE.
“Soul City”
Roelof Louw y su obra “Soul City” abre la enorme retrospectiva sobre la carrera de David Bowie en el Victoria and Albert Museum de Londres. Es una pirámide de naranjas frescas. Originalmente, en la pieza de 1962, te permitían coger las naranjas y de esta manera transformar la obra.
Un paseo
Es un preámbulo. Un aperitivo que te prepara para la bocanada de glamur, creatividad, emoción e interactuación que te espera en un espacio de casi 1000 metros cuadrados. Antes de entrar en la primera sala, reparten una guía multimedia con auriculares que proporciona la banda sonora del recorrido, aderezado con entrevistas y reflexiones. No se trata de una audioguía común; tiene sensores de movimiento y según a dónde te acerques suena una cosa distinta. Entras, de esta manera, en una experiencia multisensorial completa que más de una vez toca la fibra sensible llenándote de recuerdos visuales y sonoros.
Las salas del museo se convirtieron en un espectáculo
Trajes, textos, obras de arte, carátulas, invenciones extraordinarias, fotografías, falsos estudios de sonido, pantallas gigantes, escenarios, luces, colores, música, proyecciones… El horror vacui ocupa todos los ángulos posibles a lo largo de las 10 salas y nos sumerge en un universo muy emocionante.
Tan emocionante, que los espectadores ensimismados se convierten en parte de la misma: cantan, ríen, pasean sin rumbo adelante y atrás con los ojos muy abiertos, se abrazan, comentan cada mínimo detalle… y salen de allí con ganas de repetir. Las salas del museo se convirtieron en un espectáculo que desgrana cada momento artístico de una de las más importantes estrellas del rock londinense.
Se llama “David Bowie is”. Una frase sin terminar que completas tú mismo. Porque David Bowie puede ser muchas cosas distintas.
Carrera actoral
Con veinte años, Bowie descubre la posibilidad de mostrar sus ideas a través de diferentes caracteres. Aquí comienza una carrera actoral que lo acompaña hasta el presente. Así, quien sale al escenario ya no es David Bowie, es Major Tom, o Ziggy Stardust, o Aladdin Sane, Halloween Jack, The Thin White Duke,detective Nathan Adler o el Minotauro.
Todos estos personajes creados por Bowie, o tomados prestados, tienen su propia historia, personalidad y forma de vestir. Los trajes y disfraces, mostrados en diferentes salones en vitrinas o escenarios diáfanos, denotan ese característico glamur de Bowie y su evolución. Entre estas piezas, los libros, comics, álbumes o personas en las que se basan estos personajes o que influyeron es su creación. Así, vemos la obra de Orwell 1984 junto con apuntes y esbozos para la creación del personaje Halloween Jack, y el estilo cubista de Picasso en su Minotauro, entre otros documentos.
La exposición, además de mostrar su carrera de una manera bastante cronológica, va intercalando personas y obras que se cruzaron en la vida del artista y que de alguna manera participaron en su creatividad. El arte óptico de Victor Vasarely fue portada del álbum David Bowie 1969. Stanley Kubrick y La naranja mecánica ocuparon la gira entera de Ziggy Sturdust ya que Bowie salió en defensa del director ante las críticas de diversos colectivos ingleses.
“Where are we now”
Bowie se vistió caracterizado de Alex en numerosos conciertos y utilizó la estética de la película para vídeos y escenarios. Nos encontramos obras de Paolozzi, Heckel, Terry Pastor, Andy Warhol,Kansai Yamamoto y demás personajes de la esfera cultural y creativa del momento. Llama la atención de manera especial la marioneta de dos cabezas, ambas con la cara de Bowie, del artista Tony Oursler. Se utilizó recientemente para el videoclip del tema “Where are we now” de su último álbum “The next day”, dirigido por el mismo artista. Asimismo, nos encontramos con diversos vídeo-documentos y textos donde amigos, productores e incluso técnicos nos cuentan sobre el afable carácter de Bowie, su manera de trabajar precisa y amena, y cómo su creatividad fue cambiando a lo largo de su carrera; siempre sirviendo de puente entre el mundo pop y el mundo del arte.
Iggy Pop
La exposición está dividida en dos grandes espacios que contienen las salas. Cuando llegamos a la segunda parte, las luces bajan y nos adentramos en una atmósfera más introspectiva. Caminamos entre vídeos, trajes y fotografías que nos enseñan a un Bowie andrógino y provocador. Allí, un pequeño cuarto que representa su habitación berlinesa, nos cuenta sus meses grises. Se instaló junto con Iggy Pop en Berlín para trabajar y desintoxicarse de las drogas. Vemos aquí a un Bowie mucho más personal e íntimo, creando también sus propias pinturas, inspiradas en el más puro estilo expresionista. Hay proyecciones de estudio y fotografías de este delicado periodo.
Por fin, como colofón, la sala final que actúa como apoteosis de esta retrospectiva extraordinariamente comisariada por Victoria Broackes y Geoffrey Marsh. Es un espacio de techos altos con pantallas en dos de las paredes. En ellas vemos intercalados conciertos multitudinarios con las apariciones intermitentes de maniquís con trajes que se iluminan desde detrás…
Vemos aquí a un David Bowie maduro y establecido a nivel mundial como uno de los mayores músicos del momento. Esta sala representa su grandeza, y como tal, es una sala enorme en donde tu mirada se pierde. Al final, escoges una imagen de entre las muchas que hay y te sientas a reflexionar mientras escuchas un concierto multitudinario. Bowie es grande. Miré a mi alrededor y vi gente conmovida. Me quité los cascos y una mujer cantaba Héroes.
Texto: Olga Pastor
Imágenes: Victoria and Albert Museum
Texto original en Doze Magazine.