Fluxus es una actitud
Para Yoko Ono, subirse a un escenario a gritar con el ceño fruncido o escribir instrucciones para el día a día como “Lleva guisantes en el bolso y deja un guisante a todos los sitios a los que vayas”, es arte.
Esa forma de hacer arte fue en los años 60 del S. XX tan radical como reivindicativa. Ella, y sus compañeros, no pretendían confundir ni engañar al espectador. Lo que necesitaban era expresar su forma de ser, de ver, de percibir y encajar.
Cuando afirmaban que Fluxus es una actitud lo decían con todas sus consecuencias… Y, a día de hoy, sus obras, performances y piezas musicales siguen vigentes precisamente porque nunca la cambiaron.
El nombre del movimiento proviene de la palabra latina “flux,” que significa flujo, cambio o fluidez, reflejando su énfasis en la espontaneidad, la simplicidad y la integración del arte en la vida cotidiana.
Una de las obras que viajó de los 60 a los 2000 y que muestra a la perfección esto de simplicidad e integración de la vida cotidiana es la ensalada gigante que se hizo en Tate Modern en el 2008.
Fue Alison Knowles y no hizo más que cortar muchísimos vegetales escuchando música en la sala de turbinas del museo.
¿Por qué?
¿De dónde viene todo esto?
Un grupo diverso de artistas, músicos, escritores y performers buscaban desafiar las nociones tradicionales de arte y creatividad. Basándose en conceptos rupturistas pasados como el movimiento Dadá, crearon una locura divertida inspirada en la aleatoriedad y la conceptualidad.
Hubo un referente común al que todos los artistas Fluxus admiraban: John Cage. Este hombre fue un músico y filósofo que incorporó la aleatoriedad a sus composiciones. Era un gran admirador de las filosofías orientales y dedicó su vida a la investigación de la música aleatoria en armonía con este tipo de pensamiento.
Los artistas de Fluxus inspiraron muchos de sus principios en las teorías de Cage y poco a poco, fueron cogiendo forma y se convirtieron en un movimiento artístico real, influyente y comprometido.
¿Con qué jugaban los Fluxus?
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Interdisciplinariedad:
Rechazaron las fronteras entre diferentes medios artísticos, fusionando artes visuales, música, poesía, performance e incluso objetos cotidianos en sus obras.
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Happenings y performances:
A menudo organizaban “happenings” o eventos que difuminaban la línea entre el arte y la vida. Estos eventos eran espontáneos, interactivos y a menudo involucraban la participación del público. Se les llama “Happenings” porque es una acción que está pasando en el momento. Puede registrarse y mostrarse después, pero la pieza real es en ese momento preciso. De las acciones más celebradas fueron las de Nam June Paik y Charlotte Moorman. Ella era violoncelista y él un creador de los más provocadores del momento. Crearon instrumentos de piezas de desecho, de hielo o de aparatos electrónicos. Ella tocaba en público desnuda. Provocaron escándalos y admiración por partes iguales.
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Anti-Arte:
En Fluxus no veían el arte como mercancía de compra-venta. Muchas obras eran intencionalmente efímeras o hechas de materiales económicos, para evitar el mercadeo tradicional. Lo importante es el proceso, por lo tanto no es un movimiento dado al coleccionismo… ¡o sí! pero al coleccionismo de experiencias y pensamientos, no de objetos.
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Humor y Juego:
Los artistas a menudo utilizaban la ironía, la absurdidad y la sátira para desafiar las normas establecidas y provocar reflexión. Ir a un evento Fluxus era divertido. ¿Imaginas corretear por una habitación repleta de neumáticos? La sonoridad, el olor, la presencia de otras personas… todo forma parte de la obra. Eso hizo Allan Kaprow, por ejemplo.
Frecuentemente creaban “partituras de eventos,” que eran instrucciones escritas o diagramas para performances o acciones. Esto hacía que los participantes tuvieran que interpretar a su libre albedrío lo que tenían que hacer en la performance, y generaba mucha confusión pero también muchas risas y desenfado. La gente se tomaba el arte Fluxus muchas veces como terapia de desconexión.
- Arte Conceptual:
Son agentes principales en el desarrollo del arte conceptual. Enfatizaron la idea o el concepto detrás de la obra en lugar de su forma física. Al hacer esto de una manera informal y poco seria, recibió el parabien de buena parte del gran público.
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Colaboración:
Los artistas a menudo trabajaban juntos en proyectos, performances y publicaciones, fomentando un sentido de comunidad y visión artística compartida. No solamente compartían ideas… sino espacios y obras.
Uno de los proyectos de colaboración con más repercusión de Fluxus fue el movimiento planetario de MAIL ART:
Se trata de un intercambio constante de piezas de arte mediante el correo postal, limitando el formato al tamaño permitido por correos. Numerosos museos han hecho propuestas en todo el mundo y hay colecciones extraordinarias. Es arte de bajo coste, muy transversal y democrático.
Los artistas Fluxus fueron personas fuera del molde y le sacaron partido. Este movimiento repercute a día de hoy en todos los aspectos culturales, no solamente en las artes plásticas.
SEAMOS MÁS FLUXUS POR FAVOR