Hoy estudié las “4C”, en el Curso de Marketing digital y E-commerce. Son todo palabras que rondan lo mismo… los clientes, los gastos, la conversión… Lo interesante es que simplemente leyendo estos conceptos, me da para ir calibrando lo de mi proyecto editorial.
Las “4C”:
Consumidor:
En las “4P”, del anterior post, no había salido el consumidor. Hubo referencia a la quinta P, porque una parte de la promoción, en esta era digital, parte también de los y las compradoras (influencers y personas aficionadas a poner comentarios y críticas sobre productos). Pero en las 4C, al parecer, el consumidor es el protagonista. Se trata de estudiar bien a tu público objetivo y conseguir que tu producto llene una necesidad. Es decir, antes de tener el producto totalmente cerrado, hay que estudiar bien al público para crear algo que le llene por completo.
¿Cómo saber lo que quiere la gente? Yo sé lo que quiero yo… lo que quiero que haya en el mercado y que muchas veces no encuentro… Editar libros de (y sobre) arte e ilustración no es, a simple vista, un mercado que parezca cubrir una necesidad básica… o por lo menos eso nos quieren hacer creer desde hace algún tiempo. Sin embargo, ¿no existe naturalmente la necesidad humana de belleza y filosofía? Los consumidores de libros de arte pueden ser los mismos que los de cualquier otro producto en el mercado. No debe ser un nicho.
Me gustaría erradicar ese concepto y no son pocos los agentes que tenemos esta lucha común. Mi apuesta es estudiar tendencias populares y de actualidad para después mezclarlas con el arte del ahora. Junto con artistas e ilustradoras, intentaremos llegar a la necesidad básica humana del disfrute, la risa, la conciencia social, la responsabilidad y la tolerancia.
Coste:
Esto al parecer es mucho más profundo que el “precio” de las 4P… El coste es lo que paga la consumidora en dinero y percepción del producto. Puede ser un artículo más caro que otro similar, pero la percepción puede ser que no lo percibe como un gasto, sino como un producto de calidad superior. Una inversión justificada.
Los libros de arte, por su naturaleza de impresión de alta calidad y producto trabajado estéticamente, van a tener un precio mayor a un libro corriente. El coste, sin embargo, no se percibirá como excesivo. O eso espero. Los libros de arte deben ser tratados como pequeñas piezas de arte y será eso por lo que el consumidor pague.
Conveniencia:
¿Cómo de fácil se lo ponemos a nuestras consumidoras?
A veces, voy a una librería preguntando por un título en concreto y no lo tienen. Hay que pedirlo. Suele pasar con editoriales pequeñas y poco conocidas. Mientras el escaparate está empapelado con la portada del último premio planeta (escrito por tres señores con nombre de una mujer), libros de mayor interés no tienen espacio en los estantes por falta de una distribución justa. De esta forma, es difícil satisfacer esta C de las 4C.
Crear una estrategia para que los libros sean fácilmente localizables y comprables es vital. Si tenéis ideas para una distribución librera ideal, por favor, habladme en comentarios.
Lo que sí es conveniente y más sencillo, es facilitar una compra online rápida y eficaz.
Comunicación:
¡Muchas maneras de contacto! ¡Todas! Email, teléfono, formulario, whatsapp, messenger, twitter… lo que quieras… Toooodo lo que quieras lo tendrás.