Señales es una obra de Luz Darriba que fue activada dos veces; una en Lugo (2006) y otra en Buenos Aires (2009). Ha tenido una repercusión a nivel social notable, ya que en muchas ciudades se ha implantado la idea de manera permanente y con distintas variables.
Se trata de una intervención urbana donde se puso de manifiesto la desigualdad generada por la falta de representación femenina en las calles.
Advertir de la ausencia de representación femenina en las calles y en la práctica urbana, donde se opta como símbolo de universalidad por la imagen masculina. Luz Darriba.
Con el simple hecho de colocar una figura con falda en los semáforos para peatones, se hizo hincapié en que lo que no se nombra no existe. Esta frase, aparentemente simple, tiene una profunda y dolorosa realidad detrás que nos deja a las mujeres en un segundo plano en numerosos aspectos de nuestra realidad cotidiana.
Lo que no se nombra no existe.
La artista María Gimeno comentó en la presentación de su performance “Queridas viejas“, que ella no se había dado cuenta de la falta de presencia de mujeres artistas en su libro de cabecera de historia del arte.
Cuando en segundo de primaria me enseñaron el cuerpo humano y sus partes básicas, yo tampoco le di importancia a que el dibujo fuese únicamente el de un hombre. El de la mujer apareció cuando fue necesario para explicar los aparatos reproductores.
No se trata de algo casual. La sociedad entera está educada en un sistema que invisibiliza a las mujeres con el objetivo de mantener el dominio patriarcal. Las mujeres, la mitad de la población, también estamos educadas en este sistema y de aquí parte un enorme porcentaje del problema.
El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos. Simone de Beauvoir.
Esta frase histórica de Simone de Beauvoir resulta injusta a pesar de ser verdad. Las oprimidas, las mujeres, formando parte del sistema, necesitamos un continuo proceso de reflexión y reconstrucción para advertir que toda nuestra existencia se basa en un sistema que nos deja en el espectro de “la otredad”. Somos la mitad, pero no somos igual de protagonistas en la historia de la humanidad. Es tan compleja la maraña creada por el patriarcado y el capitalismo, que no podemos evitar formar parte de ella.
De ahí la importancia de la lucha feminista y su poder didáctico.
Cidalice Cerdas, profesora de la Universidad Nacional de Costa Rica, habla de este concepto aludiendo al lenguaje inclusivo. Si bien en muchos casos este tipo de recurso complica el discurso oral y escrito, resulta necesario por el bien de la sociedad. Para usarlo de manera coherente hay que tomar conciencia e informarse sobre cómo hacerlo. Pone un ejemplo muy revelador dentro del contexto de las ciencias. Nuestro imaginario está tan asentado dentro de lo masculino, que cuando alguien dice “Los estudiantes de ingeniería”, nos imaginamos un grupo de hombres.
Tan implantado está este pensamiento en la sociedad que las niñas, desde pequeñas, ven determinadas ramas de estudio y trabajo como algo que no va con ellas. No se plantean un futuro dentro de las mismas. No se les muestran referentes mujeres en esos campos porque están, dicen, incluidas en el genérico masculino. Van todos juntos. Cerdas, en este corto pero preciso Ted Talk, deja al descubierto el profundo daño que estas bases asentadas hacen a la cultura occidental. La lingüista Teresa Meana, especialista en lenguaje inclusivo, insiste constantemente en este concepto. Tenemos que vernos y nombrarnos para creernos.
Lo visual, lo que tenemos en frente cotidianamente, también contribuye a nuestra conciencia. La publicidad y lo que representa, los puestos de trabajo de cara al público, los referentes televisivos… las señales de tráfico.
Luz Darriba se planteó evidenciar nuestra falta de representación y los daños que acarrea ese hecho en cosas tan visualmente asimiladas como los semáforos y otras señales de tráfico. Duplicó la figura en el semáforo de peatones y a una de ellas le puso una falda. No se trata de asumir un estereotipo de mujer con una determinada forma de vestir, sino de evidenciar que en el imaginario colectivo, las mujeres deben aceptar que su presencia está incluida en un genérico masculino. Este hecho acarrea una invisibilidad social con las consecuencias antes descritas.
Señales, peatona, tú también puedes cruzar.
Cogimos las mismas figuras que estaban en los semáforos y le pusimos una falda como símbolo. Luz Darriba
La falda como símbolo. Las mismas figuras para evidenciar la igualdad entre hombres y mujeres y una falda para resaltar que lo que no se ve no existe. Para que las mujeres, al ver esa falda, sientan que son un grupo independiente y no uno asimilado por el principal y relegado a asumirse en la realidad de este.
Esta intervención toma el espacio público como instrumento sensibilizador. A partir de las señales urbanas, la reflexión se extiende hacia todo lo demás. A las mujeres en las ciencias, en la historia del arte, en los puestos directivos, en la difusión de los deportes de élite… en todo. Somos la mitad y nos corresponde la mitad.
En el 2006, Luz Darriba era ya reconocida por sus intervenciones en la vía pública. La calle forma parte de su obra y en esta ocasión, para la realización de Señales, necesitó la colaboración de la policía. Le prestaron un semáforo, con el que hizo pruebas previas y, con la colaboración de “La Casa de la Mujer” del ayuntamiento de Lugo, intervino los 75 semáforos que rodean la muralla. La misma muralla que 6 años antes había cubierto de libros.
Esta intervención fue preparada para el 8M. No fue la primera intervención de la artista en Lugo para las reivindicaciones del Día Internacional de la Mujer. El año anterior le había cambiado el nombre a 53 calles para visibilizar a mujeres históricas. Para nombrarlas. Para que existan.
La segunda intervención en semáforos y señales de tráfico fue en Buenos Aires, ciudad en la que Luz Darriba pasó muchos años de su vida. Fue tres años después, en el 2009.
Esta intervención fue un poco distinta. No se limitó solamente a la generalidad de la mujer:
En Buenos Aires, con el auspicio de la Dirección de la Mujer del Gobierno de la Ciudad, la Delegación de Cultura de la Xunta de Galicia, la Fundación CUMULUM, The Feminist Art Project, la Agencia Española de Cooperación Internacional, se intervinieron alrededor de doscientos semáforos del micro centro de la ciudad con figuras femeninas, representando a diferentes colectivos de mujeres: Las migrantes (mujer boliviana kolla), las discapacitadas (mujer con muletas), las amas de casa (mujer con carro de la compra), las niñas, las embarazadas y las madres de la Plaza de Mayo (mujeres con pañuelos blancos). Web de Luz Darriba
La repercusión de estas intervenciones fue notable. Hoy en día hay numerosas ciudades en el mundo con señalética no sexista e inclusiva. La obra de Luz Darriba fue pionera una vez más, y sigue peleando para dejar a las mujeres del futuro un camino menos pedregoso.
Este artículo del año 16 habla de la repercusión de la obra Señales 10 años después de su ejecución.